Por: Diego Adrián Burga Velasco
Director de Industria de la Cámara de Comercio del Cusco
Para la gran mayoría de peruanos, el 2020 será recordado como el año más retador de nuestras vidas, tanto en el ámbito personal, familiar como profesional. El Covid-19 obligó a nuestras autoridades a diseñar una serie de medidas para frenar el avance del virus, medidas comprensibles en su mayoría, las cuales nos han ayudado a amortiguar la primera y segunda ola.
Si bien, el gobierno y las autoridades regionales han priorizado el control de las variables sanitarias más relevantes; utilización de camas UCI, positividad de pruebas, decesos por millón de habitantes, entre otros, es también oportuno revisar algunos indicadores macroeconómicos que nos invitan a reflexionar en torno a que si bien, la salud es y seguirá siendo la prioridad, necesitamos también recuperar nuestra economía.
El 2020 supuso un decrecimiento en el PBI latinoamericano de -7.4%, incluso superior a las dos mayores crisis en la región; 1914 (Primera Guerra Mundial) y 1930 (crisis de Wall Street). Los niveles de desempleo (9.6%) y pobreza (se estima en 29%) se dispararon en Perú a niveles nunca antes visto. Es ampliamente conocido que la principal actividad económica del Cusco es el turismo, actividad que hoy se encuentra en pleno proceso de reactivación, sin llegar aún siquiera al 50% de visitantes a comparación de los años 2018 o 2019. Esto viene generando un impacto directo en las empresas del sector, pero también afecta al dinamismo de la economía cusqueña en general, reflejado en que Cusco haya sido uno de los 3 departamentos con la mayor caída en cuanto al PBI del año 2020.
Lo anterior me lleva a una reflexión: sin salud no tenemos nada, pero si logramos salvaguardar nuestra salud, reforzando las medidas sanitarias, protocolos de bioseguridad, mientras seguimos avanzando con el proceso de vacunación en la región, esto nos tiene que servir para fomentar el desarrollo de nuestra sociedad, entendiendo como desarrollo, a mejorar las condiciones de vida de todos los peruanos, lo cual claramente ha tenido un retroceso importante el último año y medio. Quisiera invocar al empresariado cusqueño, para unir nuestros esfuerzos por lograr una reactivación responsable de nuestra economía; demostrando el firme cumplimiento de los protocolos sanitarios (sectores y empresas que aún se encuentren paralizadas o en pleno proceso de reactivación), demostrando ser agentes de cambio y de apoyo a la comunidad. Estoy convencido de que, si lo planteamos de manera organizada, lograremos progresivamente la tan ansiada reactivación económica, de la mano con proteger nuestra salud y la de nuestros familiares.
Si algo hemos aprendido en este año y medio de confinamiento es, que la salud y el desarrollo económico pueden ir de la mano, no estamos hablando de dos variables sustitutorias. Por el contrario, ambas deben complementarse y formar un círculo virtuoso, lograr la reactivación y desarrollo de nuestra economía, demostrando que nuestros protocolos salvaguardan la salud de nuestros proveedores, clientes y consumidores.
Por eso, si debo escoger una variable…elijo la reactivación económica, pero responsable.
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