Desde el Centro de Estudios Empresariales de la Cámara de Comercio del Cusco, presentamos nuestra investigación sobre el tamaño y comportamiento del PBI de las economías latinoamericanas.
El PBI es un indicador que muestra el valor de la producción final de bienes y servicios de un país en un periodo dado.
En el 2022, la economía con mayor tasa de crecimiento fue Colombia (7.5%), ello sin contar a Guyana (60%), principalmente impulsada por el sector servicios y la explotación petrolera y extracciones de esmeraldas. Además, de sus extracciones en oro, zafiros, diamantes y otros metales. La economía que tuvo la segunda tasa de crecimiento más elevada fue la Argentina (5.2%), pero ello tuvo lugar más en un efecto rebote que por un desempeño productivo de su economía. Similar sucede con Brasil (2.9%), aunque en la mayor parte se debe a un dinamismo en el sector servicios y mejoras en su industria.
La economía venezolana presentó variaciones negativas en la tasa de crecimiento del PBI desde el 2012, más que nada se debía a una creciente incertidumbre en el 2012 por quién será el nuevo presidente y porque Maduro asume el poder en el 2013.
Además, todas las economías de Latam presentaron un shock en el 2020 que cambió el comportamiento natural de su PBI. En general, todas aplicaron medidas restrictivas legales a la producción, para evitar el aumento de contagios por la Covid 19. Ello provocó un shock de demanda por el bajo flujo de salarios y por la escasa demanda de mano de obra. Esto concluyó que la tasa de crecimiento del PBI presentará valores negativos. Posteriormente, en el 2021, el proceso de comportamiento cambió a tasas de crecimiento muy altas. Pero, eso no significó mejoramiento de las economías, sino que fue un efecto rebote (comportamiento en v) por la apertura de mercados internacionales y suavización en las restricciones sanitarias.
En la pandemia de la Covid 19, el PBI de Perú cayó alrededor del 11% por efecto de las medidas sanitarias restrictivas. Y, posteriormente, en el 2021 la economía peruana sufrió un efecto rebote creciendo en 13.5%, aunque en términos absolutos, no logró recuperarse. En ese contexto, a pesar de las crisis políticas en Chile (2.4%) y Perú (1.7%), ambas economías se pudieron mantener en sus ritmos de crecimiento, ello se debe a sus instituciones de mercado sólidas y una industria creciente. Ello se debe a un aumento significativo en los precios del cobre, pues en ambos países este recurso mineral es el más importante.
En lo específico, la economía peruana mantuvo un ritmo de crecimiento positivo (sin considerar el shock de la pandemia), aunque muy bajo, más o menos constante. Ello se debe a sus fuertes instituciones públicas y de mercado, la autonomía para velar por el valor de su moneda del Banco Central (BCRP). Además, la economía peruana lleva 2 años generando estímulos a su economía para dinamizar la demanda y así su producción; sobre todo para los sectores de construcción y manufactura. Por ello, Perú siguió manteniendo una tasa de crecimiento positiva y en el ranking de las 5 economías más grandes de Suramérica.