Los incendios forestales en Perú, causados en su mayoría por actividades humanas, han tenido un impacto devastador en el medio ambiente y la salud pública. La mayoría de estos incendios son provocados por la quema de pastizales y residuos agrícolas, exacerbados por el cambio climático. Estos eventos no solo han resultado en la pérdida de biodiversidad, sino que también han afectado a comunidades locales, especialmente a las poblaciones indígenas que dependen de estos ecosistemas.
Entre enero y septiembre de 2024, se han reportado 16 muertos y 140 heridos debido a incendios forestales. La contaminación del aire ha alcanzado niveles alarmantes en varias regiones, poniendo en riesgo la salud de miles de habitantes. Además, miles de hectáreas de cultivos y ecosistemas han sido destruidos, lo que ha llevado a pérdidas económicas significativas y ha afectado los medios de vida de muchas personas.
La Defensoría del Pueblo ha solicitado la Declaratoria de Estado de Emergencia en respuesta a la magnitud de los incendios, aunque el gobierno ha demorado en actuar. El 18 de septiembre, se declaró emergencia en algunas regiones, pero se recomendó que se considerara también una Declaratoria de Emergencia Ambiental para abordar adecuadamente la crisis. Es crucial que el Ministerio del Ambiente actúe rápidamente para evitar mayores daños.
Los incendios forestales han sido alimentados por una combinación de factores, como la falta de regulación efectiva y la reducción del presupuesto para acciones preventivas. A pesar de existir normativas que sancionan a quienes provocan incendios, la implementación y fiscalización de estas leyes han sido insuficientes.