Por: Ronal Hermoza
Director de Comité de Construcción de la Cámara de Comercio de Cusco
El otro día en un evento organizado por USAID sobre la Inversión Pública transparente, conversábamos, sobre cual tiene consecuencias más graves para el País; si el COVID 19 o la corrupción.
El COVID 19 ha tenido un efecto devastador, en todo el mundo y el Perú no podía ser la excepción; debido a que no estábamos preparados, al no contar con la vacuna se permitió que el virus se propagara sin mayor control; no por gusto se puede decir que nuestro país fue uno de los que tubo los peores manejos de la pandemia a nivel global, pagando esto con una enorme cantidad de fallecidos por millón de habitantes.
EL gobierno del presidente Vizcarra fue nefasto respecto a este tema, recién fue gracias a Sagasti que logramos atenuar, el poder destructivo del mal y conseguir mejorar la economía; cosa que felizmente respecto a lo que es salud se ha continuado en el presente gobierno.
Por su parte el virus pasara, o tal vez se convierta una enfermedad que viva con nosotros para siempre de una forma parecida a la gripe, pero la corrupción es un mal endémico, que existe en el Perú desde toda su historia y ahora último de una manera desembozada. En la función pública la honestidad es la excepción y la mayor parte de los que ejercen esas labores solo lo hacen para ver si consiguen aprovechar de las escasas arcas se la nación.
De acuerdo a el Contralor de la República, no son menos de 23,000 millones de soles del presupuesto nacional del año, los que se pierden por este motivo, pero esa inmensa cantidad de dinero tiene un significado enorme en la reducción de pobreza, acortar las brechas en el déficit de infraestructura, educación, salud e incluso la lucha contra la pandemia.
Si nosotros vemos que la corrupción causa que un enorme porcentaje de la población caiga en abandono total, una niñez con alta taza de desnutrición, con enorme cantidad de anemia; con una carga para el país en todos los aspectos, que dificulta su desarrollo; tenemos la obligación todos los peruanos de denunciar y no permitir que continúe ese flagelo, porque nos hacemos también cómplices.
No existe delito más grande que robar al pueblo, porque sobre todo se perjudica a la población más desvalida, a esos que no pueden defenderse y esto hace incluso que se cree un clima de desconformidad, con consecuencias políticas de antagonismos, enfrentamientos sociales y económicos que pueden llegar a tener graves consecuencias.
Por lo tanto, el peor mal es definitivamente la corrupción, es urgente una lucha frontal, contra este flagelo, que solo causa desanimo en la población, desconfianza y mal ejemplo. Creo que además de la parte punitiva debe como base, hacerse desde la más temprana edad, en la casa y sobre todo en los colegios, una educación con valores y de amor a la patria,” porque nadie roba o perjudica a lo que ama.