En Perú, los cambios económicos, sociales y culturales han llevado a que muchas mujeres trabajen fuera del hogar, lo cual a menudo implica una sobrecarga de trabajo, especialmente en ausencia de apoyo de la pareja. La medición del empleo femenino presenta retos debido a la falta de reconocimiento de algunas ocupaciones, como el trabajo agrícola en parcelas familiares o en el sector informal.
La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2023 proporciona datos sobre las características laborales de las mujeres en edad fértil, abordando su actividad laboral en dos períodos: la semana anterior a la entrevista y en los últimos 12 meses. En cuanto al empleo, el 73,8% de las mujeres entrevistadas trabajó al menos en algún momento durante el último año, con un 62,6% trabajando en la semana previa a la entrevista. La participación laboral es mayor en el área urbana (74,5%) comparado con el área rural (70,3%), y las tasas de empleo actual son similares en ambas áreas (63,1% en el área urbana y 60,3% en el área rural). Por región, la mayor proporción de mujeres empleadas se encuentra en la Sierra y la Costa, con 64,8% y 62,0%, respectivamente.
En términos de etnicidad, las mujeres que se autoidentifican como parte de un grupo étnico nativo muestran una mayor participación en la producción de bienes y servicios (77,7%), así como las que hablan una lengua nativa (78,9%).
Respecto al tipo de empleo y la forma de remuneración, más de la mitad de las mujeres en ocupaciones no agrícolas son trabajadoras dependientes (56,3%), mientras que en las ocupaciones agrícolas predominan las trabajadoras independientes (35,8%). La mayoría de las mujeres con ocupaciones no agrícolas reciben ingresos en dinero (92,6%), en contraste con el 50,7% en el sector agrícola. Un 24,1% de las mujeres con trabajos agrícolas no recibe ingresos en dinero ni en especie, mientras que solo el 1,7% de las trabajadoras no agrícolas enfrenta esta situación.